El 2022 iba a ser un año de recuperación postpandemia, pero la guerra, la crisis energética y el vaivén de los precios de las materias primas lo puso todo al revés tal y como mencionaba en el último editorial del año. Después de tener que adaptarse a un sinfín de sucesos y tras afrontar de manera efectiva los diferentes desafíos del pasado año, está claro que el 2023 está llamado a ser un año clave para el sector.
Hace una semana, en un análisis de opinión publicado por Sebastián Molinero en Cinco Días, El País, el secretario general de Andimac aseguraba que “el incremento de precios de los materiales se moderaría y que, por fin, los fondos europeos tendrían efecto en la actividad en este 2023”. Así pues, con un prometedor apoyo europeo en el campo de la rehabilitación, es innegable que el mercado de la construcción, rehabilitación y reforma se encuentra en un momento de transformación y avance.
En un contexto de innovación y preocupación por la crisis energética, los principales retos se centran, según opiniones expertas, en la formación de nuevos profesionales, el asentamiento de la construcción industrializada: con la necesidad de dar mayor impulso a la sostenibilidad, la digitalización y la automatización en la construcción se seguirá poniendo en el punto de mira este modelo, la innovación en materiales y sistemas constructivos vanguardistas en pro de la eficiencia energética. Todos ellos, permitirán dar un salto exponencial a la industria.
No cabe duda de que la construcción es un sector clave para la economía y para alcanzar un mundo libre de emisiones, algo que en España, además, tiene un amplio margen de mejora y que ha comenzado a tomar impulso en los últimos años, concretamente en el 2022. En este nuevo año, se espera también un cambio en las dinámicas tradicionales y esto pondrá a prueba la adaptabilidad hacia nuevas tendencias y modelos de los distintos acores implicados.