La conciencia es el primer paso para lograr cualquier cambio. Cada vez más, organismos e instituciones caminan hacia el objetivo de cero emisiones en la construcción y edificación. Alcanzar este propósito nos invita a reflexionar sobre cómo podemos ser más sostenibles en nuestros proyectos constructivos lo que, además, nos dará un plus en nuestro valor añadido como profesionales.
Un proyecto se considera sostenible cuando en su diseño y ejecución se establecen un conjunto de pautas y elementos para reducir su impacto en el medio ambiente y hacia los usuarios que lo habitarán. Mitigar los impactos de nuestras acciones es una necesidad y por ello, si uno de tus propósitos a corto o medio plazo es involucrarte más en la causa, te comparto algunas ideas promovidas también por otros profesionales que, además de encaminarte hacia el objetivo cero emisiones, también dotarán a tu perfil y empresa de un plus que seguro, el cliente valorará.
Ya se trate de reformas o de nuevas construcciones, siempre que se pueda, hay que apostar por materiales de proximidad, autóctonos o naturales. Éstos ahorran energía en las fases de transporte y manipulación, impulsan la economía local, reducen el uso de combustibles derivados del petróleo y minimizan las cantidades de residuos. Usar materiales prefabricados es también una opción para considerar ya que se producen en entornos controlados y la emisión de partículas contaminantes está más controlada.
Gestionar correctamente los residuos y materiales es algo fundamental también. En reformas, obra nueva y en cualquier tipo de proyecto, sin importar el tamaño, se generan desechos y en este contexto, las buenas prácticas en pro de un desarrollo más sostenible se vuelven imprescindibles. En definitiva, estos tres aspectos: el uso de materiales producidos localmente, buscar soluciones prefabricadas y hacer una gestión previa de residuos pueden ayudarte a ser más sostenible en la obra y ayudarte a diferenciarte de tu competencia por tu valor añadido.