Cuando hablamos de nuevos sistemas constructivos, nos referimos a aquellos procedimientos, métodos y técnicas que ofrecen mejores resultados, no solo reduciendo costes y tiempos de obra y de entrega, sino también abordando problemáticas de interés común como la economía, la eficiencia, la calidad y la sostenibilidad.
La construcción industrializada en el sector de la vivienda es uno de estos modelos constructivos que, hasta la fecha, ha tenido poco peso en nuestro país representando menos del 1% en el parque inmobiliario español, según los resultados de un estudio presentado por el Clúster de la Edificación. Una de las razones de su poco peso ha sido el peso de la construcción tradicional arraigada en España.
Sin embargo, ahora estamos en una etapa de cambio y reconversión del sector hacia la digitalización y la industrialización, donde la tecnología, la competitividad y la capacidad de generar negocio serán tres pilares elementales para cualquier negocio y empresa. En esta etapa de transición en la que todo está por hacer y las bases del futuro se empiezan a cimentar, la industrialización se abre camino posicionándose como una vía de desarrollo económico y motor de cambio.
Este nuevo modelo constructivo presenta un importante potencial de crecimiento, puesto que ofrece soluciones que se adaptan a un nuevo modelo post-pandemia en el que los espacios abiertos, la personalización y la búsqueda de confort se vuelven primordiales para los clientes. El potencial de este nuevo modelo para constructores y fabricantes también es claro, facilita los procesos y otorga un mayor control. Para el profesional implica nuevas oportunidades e integración de nuevos perfiles más tecnológicos, fomentando la especialización de los profesionales así como la inclusión de nuevos perfiles.