Desde que en 2019 entró en vigor el Código Técnico de la Edificación (CTE) para la obra nueva y desde que, en 2020, el Gobierno presentara el Plan de Ayudas para el impulso de la rehabilitación energética, parece que el Sistema de Aislamiento Térmico Exterior más conocido por sus siglas SATE es el presente y futuro del aislamiento térmico de la construcción en nuestro país.
En estos últimos meses, hemos oído hablar mucho acerca de la rehabilitación energética y los fondos europeos. A su vez, la rehabilitación energética suele ir acompañada del concepto aislamiento térmico. Esto es debido a que éste último se presenta como la solución idónea para hacer frente a las deficiencias energéticas y de habitabilidad que existen en innumerables viviendas y construcciones de nuestro país.
En este sentido, los sistemas de aislamiento térmico más conocidos son el de fachada ventilada y el SATE, que se han posicionado como dos apuestas fuertes y seguras. Sin embargo, ciñéndonos a las exigencias y demandas que plantea el Código Técnico de Edificación en sus últimas actualizaciones, el SATE se consagraría como el sistema más idóneo para el revestimiento de fachadas en términos de aplicación y de calidad-precio. Por ello no es casualidad que en los últimos meses haya cobrado tanta importancia y notoriedad.
Eso sí, cabe decir que ambos sistemas de aislamiento térmico presentan dos ventajas indiscutibles: el ahorro energético y el mínimo impacto ambiental. Por ello, aunque cada sistema posee sus respectivas características, ambos son rivales dignos al proporcionar un aislamiento térmico óptimo a nuestras viviendas con todos los beneficios que eso implica para nuestro bolsillo, para nuestro confort y para nuestro planeta.