Desde el inicio de los tiempos, el ser humano ha explotado los recursos que le ha ofrecido la naturaleza al tiempo que los desechaba sin gestión posterior cuando ya habían cumplido su ciclo. El impacto ambiental de antes, cuando la población era más reducida y estaba más dispersa, era relativamente bajo. Sin embargo, ahora tenemos un escenario totalmente opuesto: la población es mayor y lejos de estar dispersa está muy concentrada. Como consecuencia, el impacto ambiental es muy alto y requiere de una buena gestión de recursos y residuos de construcción y demolición (RCD).
Actualmente, el planeta es incapaz de absorber por medio de los ciclos naturales el alto ritmo de generación de residuos, no únicamente por las grandes cantidades generadas sino por la sobreexplotación de los recursos existentes que busca satisfacer una demanda insaciable que crece exponencialmente. Con la problemática planteada y con de fin proteger el desarrollo económico y humano, uno de los objetivos del sector y de la normativa actual es reducir el impacto que tiene sobre el medio.
¿Y cómo se puede reducir o minimizar el impacto sobre el medio? La verdad es que, en España, la cultura del reciclaje está poco anclada y, concretamente, en el sector de la construcción, nuestro país sigue en vías de promover la economía circular de los residuos y los materiales. ¿Sabías que, según fuentes, se pueden reciclar entre un 60 y 70% de los RCD generados en una obra?
Son muchas las pymes y grandes constructoras que se acogen a las normativas que regulan la producción y gestión de RCD (Real Decreto 105/2008). Sin embargo, ceñirse a la ley no es suficiente, pues el incremento de residuos se acrecienta y más que nunca, se vuelven necesarias las buenas prácticas previas a generar residuos, en pro de un desarrollo más sostenible y amigable con todo el entorno.